domingo, 11 de febrero de 2007

Vindicación de Kevin Carter

Kevin Carter se redimió al desenmascararnos como espectadores inmorales. La indignación de quienes censuran que el fotógrafo no dulcificara la muerte de la niña es una pose grotesca. Los contertulios no toleran que alguien les insinúe su verdadera condición situándoles en los ojos de un carroñero, aunque luego perpetren obscenas exhumaciones para remilitarizar a los muertos de la contienda fratricida.

Creemos escapar a la gravedad de la conciencia proyectando en el cuerpo del fotógrafo nuestra propia apatía. Fustiguemos a Kevin Carter para no tener que fustigarnos a nosotros mismos: el calculado aspaviento calmará esa molesta reverberación que íntimamente nos delata y proporcionará a los periodistas otra coartada para seguir succionando la racionalidad de la audiencia.

Pero el desenlace fue prometéico. No es una deshonra aprovechar esa posibilidad que la naturaleza nos ofrece para compensarnos por los horrores de la vida; sólo el hombre puede recurrir al suicidio. Observo el pellejo acartonado de la niña sudanesa y Kevin Carter se redime de nuevo.

2 comentarios:

Aitor Lourido dijo...

En primer lugar, quisiera animarte en tu nueva aventura "ciberespacial". Por lo dispuesto en tu declaración de intenciones, este lugar promete ser un verdadero oasis de pensamiento.

Supongo que no es un mero azar que tu primer artículo vindique la figura de Carter. Alguien denigrado por hacer su trabajo. Las injustas y voraces críticas de una sociedad escapista, acomodada y egoísta le empujaron hacia un final deshonroso.

Visitaré tu blog con frecuencia, e igualmente, te invito al mío. Un saludo.

(http://ex-profeso.blogspot.com)

web master dijo...

Buen final